viernes, 27 de enero de 2012

Flames.

Apartó las hojas de un manotazo. Ya no podía pensar en nada. No le salía el pensar, en estos momentos. Escribió algo, pero no le pareció nada más allá de una subnormalidad inconclusa. Se hastió, se exasperó, pero en silencio. No podía ni gritar, ni correr, ni siquiera contar nada a ninguna de sus compañeras, que la acompañaban en sus batallas. Se sentía incapaz hasta de respirar. No estaba agobiada, simplemente estaba, sin más, cansada. Quería hablar, no era el momento, tal vez. ¿Esperar? Tenía miedo a la espera. Tenía miedo a que las cosas cambiaran demasiado. Siempre lo había tenido. Tenía miedo de perder el control de sí misma. Sabía que lo perdería, pero intentaba retrasar ese momento. Escondiéndose entre las teclas de su mente, las hojas de su alma, los bolígrafos de su corazón. Le temblaron las piernas instantes antes. No supo siquiera defenderse. No supo hacer nada. Solo mirar hacia otro lado.
Ella quiso volver el tiempo atrás, una frase ingeniosa, tal vez, una sonrisa bien dirigida. Pero su miedo recién lustrado apareció.
Ella tenía miedo de volver a enamorarse. Pero sabía con toda certeza de que eso acabaría pasando, no dentro de demasiado.

No hay comentarios: