Ahora sí que no queda nada. Ni por lo que luchar, ni por lo que vivir.
Es ese momento en el que giras, y ves que te torturas demasiado, que tienes un mundo por delante y no vas a saber aprovecharlo. Entonces... ¿para qué lo tienes? Está ahí, pero no te va a servir de nada, porque no vas a sacar nada de él.
Si no voy a aprovecharlo... ¿para qué vivirlo?
Es mejor rendirse. Porque la rendición a veces es la única salida.
4 comentarios:
:(
Suena a despedida suicida.
Largas conversaciones feletónicas sincera, costosas y reflexivas. Todo se ha de superar, cuqui.
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