viernes, 24 de febrero de 2012

Fusión.

Por un instante, el pequeño torbellino se vaporizó. Pero fue por un instante.
Un bucle de colores inundó el alma, de un color grisáceo plateado, etérea, casi invisible, entremezclándose entre ellos como si de uno solo se tratara. El alma se fusionó con el bucle, casi perdiendo su color original.
Pero algo la cambió. Algo dentro del alma hizo que se sacudiera con fuerza, provocando con ello una explosión que rompió el bucle de colores, disgregándose en pequeñas gotas arcoiris que se esparcieron por todas partes, manchando aquel diminuto e incoloro cuarto.
El alma flotó, respirando de nuevo. Ahora era más oscura, con ciertas salpicaduras. Una gran mancha violeta inundaba gran parte de ella, volviendo aquel brillo que la rodeaba violáceo.
El alma flotó de nuevo, y supo que hacer. De un simple movimiento eliminó todas las manchas del torbellino destruido, y, con gran esfuerzo, absorvió aquella mancha violeta, se fusionó con ella, permitiendo que su violáceo halo se volviera más intenso.
El alma deseó no volver a admirar un bucle de colores.

1 comentario:

Al dijo...

No lo entiendo. ¬¬