lunes, 24 de octubre de 2011

Meet me in the pouring rain

Llueve. El frío invernal se ha apoderado de nuestras vidas tan rápido como un parpadeo, como el sonido de un timbre que suena al llamar. Hay veces que, por la tarde, cuando el sol ya ha desaparecido, y las calles se llenan de coches con las luces encendidas, los locales llenan de luz sus carteles, y las farolas mal iluminan las calles, que da la sensación de navidad. Huele a navidad. Es un olor de libertad, frío y nostalgia. Por eso me gusta el invierno.
Hoy no es un gran día, por el momento. Nada más abrir los ojos llovía cual cascada. Hacía tiempo que no venía una tromba tan fuerte. Nos habíamos acostumbrado a las mangas cortas y las chaquetas finas de mañanas frescas. Ya se ven los chaquetones. Es reconfortante.
En un día como hoy no he podido evitar sentir nostalgia. Esa sucia, maldita, y ya instalada nostalgia. Suspiros al aire, el humo de un cigarro al alba, espeso, de los que no se sabe cuando acabas de exhalar el humo y empiezas a exhalar tu propio halo. Sencillamente poético.
He mirado hacia el cielo. De momento no llovía, un rayito de sol asomaba tímido entre las nubes. He vuelto a suspirar. El olor de una colonia embriagadora y familiar me ha llegado progresivamente. He vuelto a suspirar. El café caliente, mientras un millón de pensamientos se cruzan en la cabeza me ha acabado de atolondrar del todo. De hundir también.
Vuelve a llover. Es de esa lluvia fina, de esa que moja aunque parece que es casi inexistente.
Vuelvo a suspirar por enésima vez. Y mi cabeza se vuelve a llenar de cosas, de una canción. Tal vez de dos incluso. Es un auténtico asco.
Vuelvo a suspirar. Me canso de pensar. Y la mente se vacía cual cubo de agua.
Mientras, la lluvia sigue cayendo. A saber cuándo parará una vez ya habiendo empezado.

1 comentario:

Al dijo...

:)
Aquí tienes el comentario prometido.
Gracias por escribir cosas tan bonitas.