jueves, 5 de enero de 2023

2023: El Retorno de las Musas

 ¡Feliz año a todo el mundo! Espero que hayáis tenido todos una buena entrada de año y bla, bla, bla, todas esas cosas típicas que se dicen cuando uno acaba de entrar en año nuevo. 

Cierto es que es una buena temporada para empezar planes. Bueno, a falta de poder reiniciarse en la vida tenemos los eneros, ¿no? Estoy segura que más de uno (o más bien el 99% de la población mundial) reiniciaría su vida, pero cómo no, sabiendo lo que sabe. Si es que en el fondo... la ironía de la naturaleza humana, lo patético del pensamiento. 

En fin, mucha crítica pero, como todos, al final las masas nos arrastran (y nuestra naturaleza también, lo siento, soy humana... creo). Y como buen intento de humana que soy, me he hecho mi minilista de propósitos. En realidad no es una lista de propósitos, llamarla así se me antoja como "eh, pero es una sugerencia, tú a tu ritmo, nena". ¿Nena? Te odio, cerebro. 

(Todo esto son conversaciones que una tiene consigo misma, a veces escribirlas es divertido y te muestra cómo estás de la cabeza. La respuesta siempre es mal.)

El caso es que la lista es de objetivos. Eso sí suena serio. Quiero esto, allá voy. Como más profesional, más directo. En el fondo se que no deja de ser un tecnicismo, pero el significado que cada uno le da a las palabras es el que es. Alguna función de la lengua se llamará así, ya ni me acuerdo. 

En definitiva, objetivos. Esas cosas que a veces dan un poquitito de miedo hacer pero que te hacen ver cuán capaz eres de lo que quieres. Es una putada, no lo vamos a negar, vernos capaces de algo y tener que pasarlo mal para ello (en la mayoría de los casos, vamos). ¿No os recuerda esto un poco al cristianismo? Vale, dejémoslo, que entramos en camisa de once varas y no es el momento. Venga, vamos a por el objetivo. Y luego el sufrimiento (o "sufrisión" para los Gen-Z) del durante el cumplimiento del objetivo. Y ya para acabar el ciclo, poniéndonos que se consigue, la gran pregunta: ¿y ahora qué? 

No se vosotros, pero yo ya me planteo todo esto antes de empezar. y me agobio. Mucho. Tanto que ya ni empiezo, me da pereza o un ataque de ansiedad (un beso para todos los ansiosos, ¡nosotros podemos!). Se que no está bien, pero luchar contra uno mismo se suele hacer doloroso y, volviendo al tema de ser humanos, intentamos evitar lo doloroso, dicen.

Bueno, pues tras toda esta divagación de pensamiento, que ha sido mucha y muy pesada, he de decir que mi máximo objetivo es enfrentarme a mi misma, en todos los aspectos. Mejorar para mi y para todos los que me rodean. Eso como objetivo primo personal. El siguiente es retomar mi escritura, ya que hace poco más de un mes mis musas decidieron despertar de un largo, pero larguísimo letargo que ya me hacía dudar de su existencia. 

La verdad, el despertar de las musas ha sido gracioso, cuanto menos. Me encontraba yo una noche, durmiendo plácidamente en mi cama king-size (este detalle es pura fardada, me disculpan los envidiosos), cuando mi subconsciente, que parece ser estaba gracioso, decidió meterme en un precioso sueño donde me compraba una serpiente de color azul eléctrico y con una peculiar característica: los colmillos eran los incisivos. Cómo no, mi "yo-morfeístico" decidió que se llamaría Nosferatu. Ea, así sin anestesia. Parece un sueño sin más, lo se, pero lo gracioso de todo esto es que a medida que iba avanzando en el sueño, y mientras jugaba con mi serpiente azul de ojos bondadosos (ojo, ojos bondadosos, una serpiente), a la que había habilitado una habitación de recreo para ella solita (que ni mis cobayas tienen, cabe aclarar), me daba cuenta progresivamente que... bueno, que tenía ofidiofobia. Algo que es verdad en el mundo consciente. Después de comprarla. Y jugar con ella. Lo juro. 

El caso es que cuando desperté, sin saber si reírme o cagarme del miedo más atroz que haya podido sentir en mi vida, de repente llegaron. Ellas, las musas. Las hermosas, sabias, e hijas de puta de mis musas que me tenían abandonadísima porque en el fondo me odian. Discutí con ellas durante el resto de la noche. Bueno, más bien las eché la bronca. Ni un lo siento las muy zorras. Pero me iluminaron y me dieron una idea tan obvia que me dolió. Vamos si me dolió, como si fuera nueva.

Aclaro, por si acaso os abstraéis entre tanta estupidez, que todo esto son procesos mentales que mantengo conmigo misma constantemente. Valoración one more time: mal.

No se por qué Nosferatu hizo que volvieran. Quizá fue casualidad, pero honestamente, la casualidad es un recurso demasiado gastado, y soy demasiado esotérica para creérmelo. Así que, en resumen, mis musas volvieron porque soñé con una serpiente siendo ofidiofóbica. Chapeau.

Y como soy muy reflexiva me dio por pensar en los objetivos del año nuevo. Y me dije a mi misma "querida, vamos a empezar bien". Y así quiero continuar, por lo que vamos a aprovechar cada uno de estos ramalazos "musísticos". 

Esto ya es uno de esos ramalazos, no os penséis. 

Así que nada, anticipo que se vienen nuevas creaciones, vamos viendo los progresos en general de todo. 

Gracias a todos por leer a esta tarada ofidiofóbica, se os quiere fuertemente. 

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