lunes, 19 de diciembre de 2011

All I need.

Mira, ¿ves a esa chica? Sí, esa que pasea con la cabeza alta y la mirada perdida. A esa chica la conocí yo. No, de aquella no tenía los ojos tristes, ni su rostro semejaba tanto al de un alma perdida, ni siquiera tenía esa fina arruga de preocupación en su entrecejo.
Cuando la conocí, ella era alegre, vivaracha, sus ojos desprendían una chispa que brillaba continua y descaradamente. Llegué a conocerla lo suficiente para saber cuán fuerte era de espíritu, aunque a veces ella misma lo negaba. Había superado cosas, cosas que nunca creería que superaría, pero al oírla hablar de ellas, aunque hablara con cierto tono tristón, se podia ver un afán enorme de intentar seguir avanzando.
Hubo un día que las cosas cambiaron. De pronto, ella misma se dio cuenta de que se había quedado sin sueños, sin metas, sin nada. Se había quedado vacía de vitalidad, de fantasías. Nunca supe por qué, supongo que la vida da y quita indistintamente suelos y aventuras.
¿Que si se va a recuperar? No lo sé. Aquello que veo es una sombra de lo que hubo, una cáscara de lo que realmente escondía en su interior. Pero sé que es fuerte, creo que ya te lo he dicho, y que la fuerza, por mucho que te quedes vacío, nunca se va así sin más.
De verdad, no sé si se recuperará, pero espero francamente que sus sueños vuelan a ella... confío en ello.

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