lunes, 8 de julio de 2019

Final del cuento

– ¿Todavía no te has dado cuenta, verdad? Ah, llevo tanto tiempo esperando este momento...
  >>Dicen que no hay nada peor que un alma herida. Debo dar la razón a las voces de la sociedad, son las únicas que me mantienen atada a la cordura. ¿Dices que podemos ir en contra del mundo? Claro que sí, podemos, pero juntos, no dejándonos un paso atrás el uno al otro. Esto no funciona como una carrera, no es un ascenso y el que primero llega gana. No es una competición.
Sigo pensando, y deseando, y soñando, pero ya no estás en mis sueños. Te has expulsado de ellos, por voluntad propia. ¿Quién me lo iba a decir? Te has expulsado de ellos... quizá no, más bien te he expulsado de ellos.
¿Qué más puedo contarte? No me has hecho daño. Me has agotado, simplemente. La mecha era corta, más que cuando nos conocimos, mucho más. Esa constante llama que tanto había preservado, incluso olvidado, aún así encendida, al parecer, se ha consumido en sí misma. Las brasas ya no existen, solo queda ceniza y aire que la dispersa. Ahora no hay nada. Ya no queda nada.
Te has vuelto la nada.
Creo que lo demás sobra. Ha sido un placer, supongo. Creo haber visto algo que no existía. No, miento, sí existe, latente, ahí abajo; pero hay un profundo lago que ocula la espada Excalibur, y creo que esta vez no tengo ganas de bucear e ir a por ella. No me apetece ser reina de la Nada.
Por mi parte, creo que eso es todo. Ya no quedan ríos de sal, ni tinta, ni alma para dedicarte. Adiós, amado mío, tu recuerdo arderá con las llamas del olvido.>>


Y así, la bruja, hastiada del príncipe que había robado su corazón, recuperó lo que era suyo y se dio la vuelta, para nunca volver.

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